Llegaba a Kona tras una clasificación in extremis y con 6 semanas de entrenamiento específico que me ponían en buena forma en la línea de salida. No era la preparación ideal pero estaba convencido de poder hacer un buen papel, a priori los datos y los resultados de los entrenamientos eran buenos y aterrizaba en Kona 8 días antes de la competición con buenas sensaciones. Los primeros días fueron de adaptación, primero al cambio horario, cosa que tras un primer día en el que estuve muy cansado enseguida empecé a superar y segundo al clima de la isla. Había podido hacer algunos entrenamientos con calor en Lanzarote y también en casa los días previos a volar a Hawaii, aún así quizás este fue el factor que más me afectó en carrera y quizás es aquí donde si eché en falta haber trabajado más.
Tras unos días tranquilos de puesta a punto y ganando ganas y motivación según se acercaba el día del Ironman, llegaba el momento del cañonazo de salida.
Foto: Ginés Diaz
Natación bastate buena, con la sensación de ir rápido todo el tiempo, sin oportunidad de tomarme un respiro y consiguiendo salir en el numeroso grupo de cabeza. Esperaba estar un poco más adelante del grupo en la natación pero lo importante era estar en el grupo y no perder contacto durante la transición y los primeros kilómetros de la bici.
Segemento natación en Strava.
Foto: Ginés Diaz
Inicio de bici rápido, el ritmo fue elevado desde un principio y yo no me sentía sobrado de fuerzas, pulso alto si bien la media de watios en esos primeros kilómetros estaba dentro de mis posibilidades. Rodábamos en un grupo muy estirado difícil de negociar, tuve que hacer un par de adelantamientos largos que me tuvieron en la línea roja de mis valores de potencia durante buenos ratos, algunas balas ya quemé en esos apretones pero los movimientos eran importantes para no perder puestos y no perder el contacto con los mejores.
Foto: Ginés Diaz
Tomando el giro hacia Hawi los ciclistas mas fuertes nos van pasando e imprimen un fuerte ritmo que rompe definitivamente el grupo. La subida a Hawi la sufro, no tengo buenas sensaciones en bici y a nivel mental el esfuerzo es enorme por mantenerme en carrera y no arrojar la toalla. Tras el giro en Hawi quedo algo rezagado, pierdo tiempo con la cabeza de carrera pero es el momento de empezar a llevar mi ritmo y llegar hasta la T2 lo más rápido y al mismo tiempo lo más entero posible. Bajando Hawi trato de mantener 240-260W en la pantalla del Garmin y recuperar un poco para poder retomar con fuerza la vuelta hasta Kona una vez en las partes más llanas de la Queen K. Aún así me cuesta mantener el ritmo, tengo algunos momentos buenos donde me noto con fuerza y ruedo bien pero otros momentos en los que no me siento tan fuerte dando paso así a unos últimos kilómetros muy poco constantes y un ritmo lejos de lo deseado. Me mentalizo para afrontar con ganas la maratón y tras dejar la bici en puestos de top20 salgo a por los primeros kilómetros de la carrera a pie.
Segmento ciclismo en Strava.
Mi objetivo antes de la carrera era estar en puestos de top10, esto ya se había complicado mucho pero el top20 aún era posible y para ello traté de coger un ritmo cómodo en Alii Drive. La primera parte de la maratón es donde siempre lo paso peor, noto más el calor y la humedad y me cuesta correr bien por Alii Drive. Acabo esta parte salvando los muebles pero según subo por Palani encarando el kilómetro 16 de la maratón ya veo lo duro que se me va a hacer el día. Tras Palani hay un tramo de bajada donde el cuerpo aún sigue algo lento, torpe y sobre todo muy recalentado ya que a pesar de remojarme entero en cada avituallamiento no consigo superar la sensación de calor, trato de mantener el ritmo y centrarme en correr de avituallamiento en avituallamiento.
Foto: Ginés Diaz
Si algo he aprendido en todos estos años en Kona es a no tirar la toalla (lo hice en algunas ediciones) por muy mal que vayas y muy duro lo que aún queda por delante, siempre hay momentos para darle la vuelta a las cosas. Así centrado en seguir corriendo por muy lento que fuera y ahora dándome la pequeña recompensa de caminar en los avituallamientos voy sobreviviendo a la maratón y hasta corriendo de manera decente por momentos en los que tengo sensación de haber bajado un poco la temperatura corporal. La zona del Natural Energy Lab me sienta bien, no voy rápido pero si más rápido que muchos de los que tengo delante, está haciendo mucho calor y las petadas están siendo numerosas, pienso que un top20 aún es posible si logro mantener el ritmo. Aún así tras salir del NEL me vuelve a dar otro bajón y definitivamente en ese momento es cuando ya sigo corriendo como puedo con el obejtivo de llegar a la línea de meta lo más dígnamente posible.
A falta de 2 kilómetros me alcanza Marko Albert, me comenta que nunca más volverá a correr aquí, desilusionado quizás como estaba yo por no conseguir un resultado a la par de todo el esfuerzo, sacrificio e ilusión puestos en este objetivo. Le replico que yo no se si volveré, pero que tampoco es el momento de pensar en ello, es el momento de disfrutar de estos úlitmos metros. La bajada por Palani, el último tramo llano interminable antes de girar a mano derecha hacia la meta en Alii Drive, es el momento de absorber y guardar en la memoria olores, sonidos, imágenes, sensaciones… cruzar esa línea de meta algo desilusionado si, pero también muy contento por mantener el compromiso que adquirí conmigo mismo antes de empezar la carrera de dar lo mejor de mi en cada momento y cada situación.
Segemento carrera a pie en Strava.
Foto: Ginés Diaz
Cruzo la línea de meta besando mi anillo en recuerdo de Rut y Jon pero también de mi familia y amigos, sponsors, colaboradores y seguidores que me animáis y motiváis día a día. Miro todo a mi alrededor, y fotografío en mi memoria el arco de meta, las gradas, Mike Reilly dando la bienvenida con su mítico “You are an Ironman!”, el público, las imagenes en la gran pantalla… este Kona ha acabado, pero el viaje continúa, tan sólo trato de guardar en el recuerdo momentos que no se si volveré a vivir pero que me ayudarán a seguir camino.
Aloha.