Superada la primera semana en Hawai’i con algunos pequeños contratiempos que por fortuna he podido solventar. El primer imprevisto, no tan imprevisto cuando uno viaja con una bicicleta, es que mi BH Aerolight se quedó parada en Los Ángeles mientras yo volaba a Kona. La verdad es que el aeropuerto de Los Ángeles era un caos cuando llegué, maletas tiradas por el suelo, colas interminables en aduanas y seguridad y una sensación de desorden que pocas veces he vivido en un aeropuerto. Por suerte yo conseguí enlazar con mi vuelo a Kona, pero la bici llegó un par de días después. Nada grave ya que los primeros días los usé de recuperación del 70.3 de Lanzarote y aproveché para meter alguna sesión extra de natación y adaptarme al nuevo ritmo de vida.

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Los primeros entrenamientos en la isla fueron bien, noté el extra de calor y sobre todo de humedad que hay respecto a Lanzarote pero en general las sensaciones fueron bastante buenas teniendo en cuenta el jet lag y el cansancio del fin de semana y del viaje.

Los entrenamientos claves estos días fueron hacer el circuito de bici completo (menos los 10 kilómetros iniciales), desde Kona hasta Hawi y vuelta, 170 kilómetros, metiendo ritmos de competición, teniendo que parar tres veces a comprar bebida en un día de bastante calor. Corriendo hice una tirada larga hasta el Natural Energy Lab, también metiendo ritmos de competición y recordando sensaciones de mis competiciones anteriores sufriendo en este asfalto y al igual que en la bici la parada a por bebida fue obligada. Y el otro entreno clave fue una transición larga en las horas centrales del día, en la bici cometí el error de no parar a por agua a mitad de camino y acabé bastante deshidratado pero antes de correr pude rehidratarme y correr a buen ritmo por Ali’i Drive que es el tramo inicial de la maratón donde habitualmente más sensación de calor suelo tener en competición junto al tramo dentro del Natural Energy Lab.

La natación no la he descuidado, aún no me he metido al mar pero he realizado algunos buenos entrenos en el “Kona Community Aquatic Center”. Se agradece que las piscinas públicas en Hawai sean gratuitas, y por lo general de calidad y bien organizadas.

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El mayor inconveniente ha sido el dolor de muela que he padecido durante toda la semana, me ha dado mucha guerra y no me ha dejado estar tranquilo ni descansar en condiciones. La boca este año me ha dado bastantes problemas con tres infecciones que me traté antes de viajar a Lanzarote pero desgraciadamente una de ellas se me reprodujo y de ahí el dolor intenso que traté de calmar inutilmente con antiinflamatorios. Tenía que buscar una solución lo antes posible así que contacté con un dentista en la isla que por suerte es triatleta y urgentemente me trató la muela infectada. El flemón y el dolor después del tratamiento están siendo intensos, por lo que he tenido que hacer un parón forzoso estos días pero creo que poco a poco el dolor irá remitiendo y podré volver a la rutina normal de entrenamientos, ahora ya en plena puesta a punto y continuar los próximos días con el plan previsto y con la boca de nuevo en condiciones. Fundamental la salud bucodental, la solemos dejar de lado pero cuando aparecen este tipo de problemas nos damos cuenta de la importancia que tiene.

Por lo demás Kona ya empieza a llenarse de triatletas, la Queen K empieza poco a poco a ser un show de triatletas acoplados rodando a toda velocidad y Ali’i Drive de corredores sin camiseta, chicas en top,  sudando sus últimos entrenamientos fuertes. Este año me alojo en una zona más alta de Kona, cambiando un poco los aires de los últimos 9 años de Ali’i Drive y la verdad que la tranquilidad que se respira aquí arriba es una buena forma de desconectar y vivir la isla hawaiana de otra manera. Aloha!

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