Llegamos el viernes por la mañana y derechos montamos las bicis para partir desde Lourdes a Sainte Marie de Campan, de allí todo para arriba hasta coronar el Tourmalet. Preciosa y dura la subida, mi primera subida al Tourmalet y a pesar de la dureza con una sonrisa en la boca.
Rut coronando y recuperando del esfuerzo.
El bar en la cima del Tourmalet todo un museo con fotos y material de las primeras subidas al puerto. Increíble pensar que pudieran subir con aquellas bicis estos puertos que por aquel entonces estaban sin asfaltar.
La bajada también la disfrutamos de lo lindo y tras llegar a Luz Saint Sauveur encaramos la subida a Luz Ardiden. Aquí no tuvimos tanta suerte con el tiempo y entre nubes y sin vistas coronamos Luz Ardiden.
El sábado amaneció nublado, salimos con intención de subir al Aubisque pero empezó a diluviar y acabamos refugiados en una cafetería. «Café au lait s’il vous plaît». Tras entrar en calor nos volvimos a Aspin en Lavedan con escasos 45 kilómetros en las piernas.
Había que aprovechar el día así que doblamos sesión de carrera a pie, de estreno con las nuevas Nike Flyknit.
El domingo amaneció bueno y temprano atacamos la etapa reina. Aquí en la cima del Col du Troumousse con Edu. Una subida espectacular, sin duda de las más bonitas que he hecho en bici.
Últimas curvas de Troumusse desde arriba, muy divertida la bajada.
Lo siguiente era el Soulour. Ya con unos cuantos kilómetros en las piernas, no es de los más duros pero los últimos 5 kilómetros se hacen notar.
Y del Soulor encadenamos el Aubisque. Por esta cara tan sólo 3 kilómetros de subida no muy duros pero por una carretera espectacular. Los restos del Tour de Francia todavían «habitaban» en lo alto del Col.
Del Aubisque vuelta a Aspin en Lavedan y de allí viaje de vuelta a casa. Tres buenos días de entrenamiento en los Pirineos pasándolo muy bien con la mejor compañía. Los Pirineos siempre han ejercido una atracción especial sobre mi, de pequeño pasé muchos veranos pateando sus cumbres y ahora me encuentro a gusto cuando estoy allí. Volveremos en breve a andar en bici, patear sus cimas o simplemente dar un paseo por uno de los lugares en los que mejor me siento. Ahora aparco por el momento la BH Ultralight y monto en la BH Aero, toca volver al llano a meter kilómetros acoplado.
Hasta pronto «Piris».