Llegando a Boulder, al fondo los «Flat Irons» y las Montañas Rocosas.
El 27 de agosto llegaba a Boulder (Colorado, EEUU) para realizar las siguientes 5 semanas de entrenamiento en altura. Boulder se sitúa a unos 1600 metros sobre el nivel del mar, las buenas condiciones de entrenamiento lo hacen un lugar idóneo para el entrenamiento en altura, no en vano numerosos deportistas de fondo vienen a esta ciudad que ronda los 100.000 habitantes a entrenar en altitud.
Llegada en bici a Brainard Lake, 3139m. de altura.
La primera semana fue de aclimatación, ya estuve en Boulder hace tres años por lo que más o menos conocía la zona pero aprovechando que la primera semana en altura me la quería tomar con calma salí a reconocer carreteras para la bici y caminos para correr. También hice los primeros entrenamientos junto a mi entrenador Dave Scott y nos reunimos para planificar las semanas venideras.
Buenas vistas que compensan la subida.
Desde Boulder parten varias carreteras que se internan en las Montañas Rocosas, los paisajes son espectaculares y es fácil plantarse cerca de los 3000 metros con la bici.
Algunos entrenos con mucho calor, disfrutando.
La segunda semana ya empecé con el entrenamiento más serio, tuvimos días de mucho calor, pero ya adaptado a la altura empecé a econtrarme cada vez mejor.
Foto del lunes 10 de septiembre por la mañana, por la tarde comenzaría el diluvio.
Piscinas y grupos de natación hay para elegir en Boulder, para la bici también hay de todo, carreteras llanas para rodar rápido y subidas interminables hacia las Rocosas. Los caminos alrededor del Boulder Reservoir son de mis preferidos y lugar ideal para meter buenas kilometradas a pie. En definitiva el entorno ideal para cinco semanas de intensos entrenamientos.
Impresionante el caudal con el que bajan los ríos tras las lluvias.
El tiempo estaba siendo espectacular, con calor que me venía de lujo para el entrenamiento cara a Hawaii. Lo normal en Boulder donde predomina un clima desértico con pocas precipitaciones y muchas horas de sol. Pero entró un frente con mucha lluvia, varios días en los que no paró de llover y empezaron los problemas de inundaciones. Los ríos se desbordaron, las carreteras quedaron muy dañadas, muchos pueblos incomunicados en las zonas de montaña y casi todas las casas de Boulder con daños causados por el agua. Dicen que este fenómeno ocurre una vez cada 100 años, la naturaleza una vez más demuestra quien es la que manda.
El agua ha arrastrado mucha tierra y barro causando daños importantes en muchas casas.
La peor parte se la ha llevado la gente que vive en las zonas de montaña. El agua ha destruído carreteras, casas e incluso todavía hay gente desaparecida. (Ver fotos y video en dailycamera.com)
En casa de mi amigo Sasha el sótano inundado pero en comparación a otra gente hemos tenido suerte.
Pequeños riachuelos que estos días se han convertido en auténticos ríos.
En cuanto a mis entrenamientos no me puedo quejar, he tenido que meter más horas bajo techo, mucho rodillo y tapiz rodante pero en líneas generales he salvado bien la planificación que teníamos establecida.
Mi oficina de la última semana.
Y ahora ya parece que mejora el tiempo y la situación. Los daños en las carreteras van a tardar mucho tiempo en ser reparados pero hay bastantes opciones para rodar por lo que no creo que mis entrenamientos se vayan a ver afectados. Aún nos quedan 15 días aquí antes de partir para Kona, si todo va bien cumpliremos con el plan establecido, por el momento a pesar del mal tiempo de la última semana no me quejo, he cumplido con los entrenos y las sensaciones son cada día mejores. Con fuerzas y ganas a por las próximas dos semanas.