Roth es sin duda un triatlón muy especial, se notan los 30 años de historia que tiene a sus espaldas, el ambiente al igual que en las otras tres ediciones en las que había participado fue muy bueno y sin duda fue un placer volver a formar parte de este espectáculo.

Un placer entre comillas ya que sobre todo en la maratón sufrí muchísimo. La natación fue bien, salí en el grupo de cabeza sin muchos problemas.

En la bici primeros 20 kilómetros de caza para enlazar con el grupo que perdí al ponerme los calcetines en la primera transición.

Y luego sin las mejores sensaciones pero tratando de guardar fuerzas de cara a la maratón.

Fuerzas que no aparecieron o no supe guardar ya que la maratón se me hizo muy dura, mucho calor y malísimas sensaciones ya desde los primeros kilómetros. Creo que no era el único que iba así y finalmente para mi se convirtió en una carrera de supervivencia, tratando de seguir corriendo al ritmo que fuera y esperando que los kilómetros fueran pasando. Por delante Timo Bracht se imponía con autoridad y Nils Frommhold remataba una buena carrera tras una muy buena bici haciéndose con el segundo puesto.

Para mi el tercer puesto y la jarra de cerveza (sin alcohol) fueron una buena recompensa, sin tener el mejor día ni las mejores sensaciones algo positivo tenía que sacar y el mantenerme en carrera hasta el final y cruzar la línea de meta en tercer lugar fueron un buen premio por todo lo sufrido.

Y había además otro premio añadido, viaje en «Royal package» al Challenge de Bahrein en diciembre, el responsable de la organización estaba en la línea de meta para hacernos la invitación.

Ahora necesito unos días de desconexión, unas pequeñas vacaciones para recuperar fuerzas tanto físicas como mentales antes de empezar con un bloque fuerte de entrenamientos para Kona, el gran objetivo de este año.