Empiezo el día ganando al reloj, a las 4:08am dos minutos antes de que suene la alarma me despierto en Frankfurt. Éste para mi es uno de los peores momentos de todo Ironman, desearía quedarme toda la mañana durmiendo en la cama pero no es el día para eso, el Campeonato de Europa de Ironman me espera y hay que ponerse las pilas. Desayuno, me tomo unos instantes de relax en la habitación y salgo camino a la zona de boxes en Langener Waldsee.

Tras mis participaciones en 2008 y 2009 tenía la sensación de haber dejado una cuenta pendiente en Frankfurt, en las dos ocasiones había sido segundo y en una de ellas me quedé a escasos 20 segundos de bajar de las ocho horas, esta vez venía a Frankfurt relajado, con los puntos para Kona asegurados, con ganas de disfrutar de la competición y de paso probarme con algunos de los mejores triatletas del mundo en una lista de salida de mucho nivel.

Sin grandes nadadores inscritos sabía que la natación no iba a ser muy rápida y que el grupo de cabeza iba a ser numeroso, hice un primer largo hasta la boya muy bueno y enseguida cogí mi sitio en el grupo y pude hacer una natación bastante cómoda. Salgo retrasado de la transición, pero remonto rápidamente en la bici hasta la cabeza del grupo. Antes de nuestro primer paso por Frankfurt Marino Vanhoenacker ya estaba haciendo de las suyas, subiendo el ritmo en la bici y poco a poco abriendo hueco, traté de seguirle en un principio y eso me dejó en segunda posición de carrera en solitario,  pero el grupo perseguidor no tardó en darme caza.

En bici tenía buenas piernas y en varias ocasiones, a mi ritmo, conseguía distanciarme del grupo aunque al final siempre acababan cogiéndome, en esos incrementos de ritmo poco a poco fue madurando y cayendo la gente hasta que finalmente quedamos 5 triatletas persiguiendo a Marino que ya nos llevaba más de 4 minutos de ventaja. Así nos plantamos en Frankfurt con 181kms de bici y una maratón por delante.

Salgo de la transición destacado del grupo y me cantan la referencia respecto a Marino, 4 minutos 30 segundos. El Ironman de Melbourne me viene a la cabeza, la desventaja respecto a Marino era similar y allí tarde 37 kilómetros en darle caza. Había que apretar desde los primeros metros y los primeros kilómetros salen casi sin quererlo por debajo de 3’40”. Aún así veo como me alcanza y sobrepasa Jan Raphael, si creía que mi ritmo era rápido seguir el suyo me parece un suicidio a si que le dejo que se vaya y sigo a lo mío.

Está claro que Marino no tiene su día, unos problemas en los abdominales que llevaba una semana arrastrando no le dejan dar su nivel, para el kilómetro 10 ya consigo sobrepasarle. Comienzo la segunda vuelta de cuatro en segunda posición pero al poco rebaso a Jan y tomo el liderato de la carrera por primera vez. De aquí en adelante tengo que empezar a medir mis fuerzas bien, Pete Jacobs viene a poco más de un minuto, ahora es el rival que más me preocupa, así que mantengo el ritmo hasta pasado el kilómetro 20, donde compruebo que sigo aumentando la ventaja. La tercera vuelta empieza a pesar en las piernas, el ritmo inicial ha sido muy alto, 1h18’40” en la media maratón, sabía que el sub8 era posible pero decido asegurar la victoria y llevar un ritmo más conservador. Empieza a apretar el calor y el viento de cara en una de las rectas del circuito endurece la carrera, llego hasta el kilómetro 37 bastante entero y con ventaja como para poder disfrutar de los últimos kilómetros pero alguien me dice que aún estoy en tiempo de bajar de las 8 horas, me lo pienso por un momento y empiezo a subir el ritmo de nuevo, ya no hay riesgo de perder el primer puesto y decido probar, el cuerpo me responde en el siguiente kilómetro así que sigo todo lo rápido que puedo hasta la meta, tengo que exprimirme al máximo, a estas alturas de carrera no quedan muchas fuerzas, el compromiso tiene que ser total, por mi cronómetro veo que si no es así no lo conseguiré así que cuando entro en la recta de meta y veo que me quedan 10 segundos para las ocho horas me lanzo al sprint y sin tiempo de saludar al público ni esperar a los niños que me seguirían con los globos saco la última gota de energía y me lanzo sobre la cinta de meta.

No me tengo en pie así que me tiro al suelo, cierro los ojos, los abro cinco segundos después, miro el crono de reojo y… 7:59:58, sub8 y victoria en el Ironman de Frankfurt ¡inmensa alegría!

Ahora si con más calma salgo a disfrutar de esta impresionante recta de llegada, me abrazo con Pedro y Mikel que me han estado apoyando y ayudando aquí en Frankfurt y hablo por teléfono con Rut, enferma no pudo venir conmigo, pero desde la distancia junto a mi familia ha estado empujándome en todo segundo y a todos los llevaba yo conmigo y gracias a todos he conseguido este triunfo. Auf wiedersehen!