Octava txapela en Zarautz, lejos queda ya aquella primera que conseguí en el 98, ay! que me estoy haciendo viejo…
Este año hubo más nivel que nunca, gracias a que la prueba estaba incluida en las TriGrandPrix series, y al jugoso premio económico que había en juego, un buen plantel de triatletas de elite se acercaron hasta Zarautz. La natación fue divertida, con movimiento y olas llegando a la playa, de nada me sirvieron mis horas de surf ya que no pillé ni una olita y el grupo de cabeza me metió unos segundos. En la bici salí a tomar la cabeza de carrera cuanto antes pero el suizo Matias Hetch se resistía y no me dejaba acercarme. Hacía el kilómetro 50 encontré mis mejores sensaciones, hasta entonces iba a ritmo Ironman, un poco dormido y me costó arrancar el motor, pero poco a poco fui entrando en carrera y cogiendo tono. Coroné Aia a 30 segundos de Matias y con Mikel pisándome los talones, y así empezamos la carrera a pie. Para el kilómetro 3 ya me puse primero y tras dar una primera vuelta fuerte bajé el ritmo y empecé a regular, guardar fuerzas y administrar mi ventaja en las dos vueltas restantes. Clemente venía como una bala pero la ida y vuelta en el Malecón me dejaba tomar las referencias necesarias para mantener la carrera bajo control.
La entrada en meta emocionante y espectacular como siempre, al nivel del resto de la carrera, ambientazo increíble el que hay siempre en Zarautz, ya puede hacer sol, lluvia, frío o granizo que el calor y el cariño del público se hace sentir durante todo el recorrido, subir el muro de Aia entre gritos de ánimo, correr por el Malecón o pasar por el pasillo humano que se forma en la Calle Mayor son sin duda de las experiencias más alucinantes que he vivido nunca en mi carrera como triatleta, y todo esto hace que este tri siempre este señalado con rojo en mi calendario. Gracias a Zarautz Triatloi Elkartea por el curro que se pegan para que esta carrera siga adelante y sobre todo: Eskerrik asko Zarautz!!